Como en cada pueblo y en cada barrio, en San Miguel de Cruces hay un loco, un borracho y un poeta. El Malhecho es el loco del pueblo. Dicen que trabajaban en un mineral cuando era muchacho y que la mina se vino abajo con él dentro. Tardaron días en rescatarlo y cuando salió sorprendió a los hombres por el simple hecho de estar vivo. Pero más los sorprendió el que les hablara con una voz que ya no era de muchacho, sino de hombre. ¿Qué dijo? Eso no es importante. Ahora, años después, El Malhecho vive de las dádivas de una buena mujer que le regala lonches, menudo, cecina, un taco. Ella es la dueña de la fonda del pueblo. El Malhecho la ha soñado embarazada a pesar de que ella debe tener más de 60 años.
Un grupo de enmascarados camina pausadamente por las veredas de la sierra. Son seis y usan colores festivos: azul la máscara, roja la capa, amarillos los pantalones y todas las combinaciones posibles. Cargan rollos de lo que parecen ser mantas. Cuando pasan junto al Malhecho, que los mira con veneración, parece que fueran en procesión… solemnes, silenciosos, con parsimonia. Extienden sus mantas en el suelo y comienzan a hacerse llaves, tomas de referee, candados al cuello, la Tapatía, la doble Nelson, la Quebradora… están practicando y soñando con que sus habilidades luchísticas los llevan a Durango, hasta México y, ¿por qué no?, hasta los Estados Unidos.
Un fuereño llegó a San Miguel de Cruces y consiguió posada en la casa de la tendera. Miserable estanquillo hecho, como es resto del pueblo, de madera completamente, oculta una casa de exquisito gusto campirano, con zoclos, duelas y techos de maderas nobles que la tendera oculta tras la fachada de miseria del tendajón.
El que sueña con ser pistolero ha comprado una Smith & Wesson 38 (Mitihueso, decía Anatolio Ramos) y se solaza con sus amigos disparándole a botella vacías de cerveza. Cuando encara a las malvadas Coronas, su ensoñación regresa… Después de tirar y acertar a su blanco, uno de sus amigos, el borracho del pueblo, le insinúa un robo.
El fuereño sale de la casa del fotógrafo al que le ha encargado una foto retocada de esa mujer a la que su esposo engaña cuando es detenido por la Judicial del Estado. En una escena surrealista, donde los actores son sólo siluetas recortadas contra una pared de madera a través de la cual se filtran los rayos del sol, el fuereño es golpeado para sacarle una confesión. Pero él no ha sido el ladrón, sino los otros, los de la pistola.
El borracho del pueblo, otro más de los personajes sin nombre de esta película, paga en la fonda con una moneda de plata de las que fueron robadas en la tienda.
Al ser detenido y llevado al mismo potrero donde el fuereño fue golpeado, confiesa quién le acompañó en el robo.
Así, el que sueña con ser pistolero decide escapar gracias a que uno de los niños del pueblo le avisó que su amigo estaba siendo detenido por la policía. Él confiesa haber robado junto con el detenido y se va a la aventura seguido por el poeta del pueblo quien decide partir en esa aventura ya que él no tiene nada en ese pueblo.
Todas estas historias y cerca de una docena más que son narradas simultáneamente son contadas alrededor de la historia de dos de los niños que se graduaron de la escuela, uno de los cuales será metido a trabajar al aserradero para ayudar con el gasto de la casa y el otro irá a Durango a seguir estudiando.
La cinta “Pueblo de madera” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 16 de julio a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal Sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán.
La entrada es libre y para todo público. A las 18.40 hrs. Pasaremos un extra con entrevistas al director y actores principales.
Juan Meléndez de la Cruz
Pies de foto:
- Alonso Echanove como el fuereño
- Paisaje de la sierra
- Practicando la tapatía
- El malhecho y la dueña de la fonda