sábado, 21 de noviembre de 2009

Villa sigue viviendo


En la esperanza de los pobres y oprimidos

Juan Meléndez de la Cruz

La División del Norte era el ejército de los campesinos y los pobres y lo encabezaba un caudillo campesino. La mayor parte de sus mandos superiores y subalternos eran campesinos. Sus trenes venían cargados de campesinos y campesinas armados, haciéndose dueños de México. En los pueblos y ciudades donde entraban sus destacamentos, abrían las puertas de la cárcel y ocupaban el monte pío, devolviendo al “pobrerío” los pequeños bienes empeñados para sobrevivir. Por donde avanzaba, alzaba las esperanzas campesinas, concentraba el apoyo, estimulaba con su solo paso a sublevarse, a tomar las tierras, a cultivar cada uno su parcela en las haciendas de donde habían huido los terratenientes. La rodeaba y empujaba el cariño de las masas.

Tenía, como los zapatistas y como todos los ejércitos populares, un servicio de informaciones perfecto: siempre sabía que pasaba en el territorio enemigo, qué se planeaba en sus campamentos y cómo preparaban la defensa de sus ciudades, porque el campesinado veía todo con incontables ojos e informaba todo con sus innumerables bocas. Por eso, mientras durara el ascenso de la movilización, la División del Norte era invencible. Y a través de ella, o al amparo de ellas, las masas del campo aprovechaban para ajustar muchas pequeñas y grandes cuentas acumuladas durante siglos de opresión y de rapiña, con los ricos, sus agentes y sus aliados, con los señores, sus administradores, sus mayordomos y sus rurales. Era la revolución.

No solo la fulminante capacidad de combate, sino la capacidad de organización de Pancho Villa es un recuerdo de pesadilla para la burguesía mexicana. Villa enseñó que el ejército burgués no es invencible en la guerra civil y dejó en México la tradición de que un ejército campesino, dirigido por un general campesino, puede vencerlo batalla tras batalla hasta aniquilarlo. Eso los ricos lo toleran y hasta lo olvidan a uno de los suyos, pero no lo perdona jamás a un antiguo peón de sus antiguas haciendas.

Un campesino antes bandolero que no pudo recibir siquiera instrucción escolar elemental pero que sabía a perfección todas las artes del caballo, del campo y de las armas; que terminó de aprender a escribir en el tiempo que estuvo en la cárcel de México pero que mostraba una rapidísima inteligencia organizadora; que para la burguesía era la negación de su cultura y de sus hábitos de clase, pero cuyas reacciones y movimientos no podía prever y le echaban encima fuerzas enemigas poderosas y desconocidas para ella; ese hombre se le aparecía como la encarnación del mal absoluto, es decir, de la revolución. Y sobre todo, ese hombre mostraba que nada de lo que ella consideraba imprescindible para vivir, en realidad era necesario. Es decir, en el fondo que ella misma como clase no era necesaria, porque un dirigente campesino era capaz de organizar lo que sus mejores administradores jamás hubieran podido. Eso es una pesadilla para la burguesía, pero también, y sobre todo, una fuente más de confianza en si mismas. Por eso en la memoria de ellas se mantiene viva la figura de Villa, y aunque la historia oficial lo denigra mientras ensalza la figura de Carranza, Villa sigue viviendo en los corridos, en el arte popular, en las anécdotas y en la esperanza de los pobres y oprimidos.

La cinta “Francisco Villa, entre el ángel y el fierro” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 20 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Hoy en la función de clausura 2009: guettabin’gui, ciruela y nanchi curtido, queso fresco y quesillo y totopo. El cineclub “Oro negro” ofrece cosas diferentes y cercanas.

Pies de foto:

-El mejor jinete

-El militar Francisco Villa

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Más que una simple división


La División del Norte, el brazo armado de la revolución

Juan Meléndez de la Cruz

En marzo de 1913 entró Francisco villa a Chihuahua desde Estados Unidos, donde se había refugiado después de escapar de la cárcel de México. Como antiguo maderista, se incorporó al ejército constitucionalista en formación y comenzó a organizar, sobre la base de su prestigio entre los campesinos de Chihuahua, lo que pronto sería una brigada y meses después la División del Norte.

Villa había sido un campesino prófugo de la justicia por sus conflictos con los terratenientes. Había desempeñado varios oficios del campo y había vivido en el monte del robo de ganado, siempre perseguido. En esa lucha dispareja contra los rurales del porfiriato, como proscrito y bandolero –calificativo que nunca dejaron de darle sus enemigos-, había desarrollado su innata y enorme capacidad de pelea y de rebeldía. Esa capacidad se mostró ya durante la corta lucha armada del maderismo y le valió su autoridad como jefe militar en Chihuahua.

Pero además de sus dotes para el combate, Villa reveló muy pronto su gran capacidad de organizador militar, no solo en relación con la masa de soldados que componían su ejército, sino también con respecto a los oficiales, unos de origen campesino, otros pequeñoburgueses pobres de provincia, otros militares de escuela, que integraron su estado mayor. Esa condición de organizador supo encontrar también un punto de apoyo en los sectores obreros del norte, mineros y ferrocarrileros sobre todo, que se incorporaron a su ejército. En particular los ferrocarrileros ganados por el villismo desempeñaron un papel decisivo en la organización del movimiento de trenes, vital para el desplazamiento de las tropas, y un hombre del gremio, el general Rodolfo Fierro, ocupó uno de los puestos destacados en el estado mayor de Villa. Así este fue formando y desarrollando la irresistible máquina militar en que se convirtió la División del Norte.

Aparte de la división villista, el ejército Constitucionalista estuvo integrado por otros dos cuerpos: el Ejército del Noreste, al mando del General Pablo González, que operaba en los estados de Tamaulipas, Nuevo León y el noreste de México; y el Ejército del Noroeste, dirigido por Álvaro Obregón, que actuó desde Sonora descendiendo hacia el sur por los estados de la costa oeste.

Mientras el ejército del Noreste llevaba una lucha incierta y marginal en su región, las batallas principales de la guerra civil se dieron sobre la línea de avance de Obregón, por el oeste y de Villa, por el centro. Ambos siguieron las líneas férreas en su desplazamiento; uno el ferrocarril del Pacífico, el otro el ferrocarril del centro. Los rieles tendidos por los Estados Unidos para llevar las materias primas a su frontera, trajeron la revolución del norte hasta el centro.

Jerárquicamente, la división villista debía estar subordinada al ejército del Noroeste y al mando de Obregón. Esa era la decisión de Carranza, quien, teniendo que apoyarse en Villa, desde el primer momento le manifestó una profunda desconfianza y hostilidad. En los hechos Villa aceptó cada vez menos esa subordinación y la división del Norte actuó como un cuerpo de ejército tanto o más importante que el del Noroeste, como en realidad lo era. Carranza nunca quiso darle el título de ejército, de ahí que siendo mucho más que una simple división, más temida por los enemigos en su etapa de auge, quedó y entró en la historia con el nombre de la División del Norte.

La cinta “Francisco Villa, entre el ángel y el fierro” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 20 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Dado que es la función con la que culminan las actividades de este 2009, al final de la proyección tendremos platillos regionales.

Pies de foto:

-Con el tren llegó la revolución.

-El General Villa.

-Villa y sus dorados.

El público del cineclub


El público del cineclub

Juan Meléndez de la Cruz

El cineclub “Oro negro” del Frente Liberal Sindicalista de la sección 10 es una alternativa de recreación y cultural para el trabajador petrolero, su familia y toda la población. El grupo mayoritario, FLS ha puesto al servicio de la sociedad su infraestructura consistente en un auditorio alfombrado y con butacas acojinadas y todo su equipo de trabajo para que las funciones se lleven a cabo con todas las comodidades y en las mejores condiciones.

Pero más allá de la infraestructura y los detalles técnicos de entregar un tríptico relativo a la cinta antes de cada función, ofrecer la proyección con sonido suficiente y no a todo volumen como en el cine comercial, cuidar que el aire acondicionado no proporcione temperatura muy baja (aunque en esto a veces hemos fallado y algunos espectadores llevan con que cubrirse), etc. lo central es que las películas que se han programado son filmes de reconocida calidad, que han trascendido pese al tiempo y que además de estar bien realizadas, ofrecen y abordan temas que dan lugar a la reflexión y a compartir comentarios al final de la proyección.

A este ofrecimiento de poder pasar momentos gratos con la familia, amistades, compañeros de trabajo, etc. y además gratuitamente, sin tener que sufragar el alto costo del cine comercial, ha respondido un público muy diverso.

A las funciones de inauguración y clausura acuden las H. autoridades sindicales y administrativas, así como delgados, subdelegados y mandos medios, quienes en general en sus intervenciones expresan la conveniencia de que la organización sindical lleve a cabo este tipo de actividades y se comprometen a asistir con su familia y a invitar a otros compañeros de trabajo para que se hagan presentes en las funciones del cineclub; sin que este compromiso se cumpla cabalmente.

Un núcleo numeroso y que ha asistido de forma regular a la mayoría de las funciones es el compuesto por trabajadores jubilados entre los que se hallan doctores, ingenieros y por supuesto trabajadores de mantenimiento, operación y oficinas de las distintas factorías de Pemex; quienes en general acuden acompañados de sus esposas.

Otro grupo de asistentes son profesionistas de nuestra ciudad entre los que destacan la Dra. Olivia Blas Figueroa y el Dr. Mario Zaragoza, quienes hasta se programan para suspender sus consultas privándose de un buen ingreso económico pero, a cambio, disfrutan de buen cine. Igualmente contamos con la presencia del Lic. Héctor Siordia Ramos y de los periodistas Isidoro Montenegro y su compañera Alma Latina. Todos estos son muy participativos y generalmente, al final de la proyección aportan al debate con sus comentarios.

Ocasionalmente acuden alumnos de diversas escuelas principalmente del nivel medio quienes son enviados por sus maestros, algunos de los cuales han manifestado su interés porque el cineclub “Oro negro” realice actividad en su escuela, concretándose esta invitación en el caso de la Universidad Veracruzana (aunque sobre esto abundaremos en otra nota). El problema de ponerse a nombrar es que siempre se omiten personas, mis disculpas anticipadas.

El auditorio de transportes (sede del cineclub) se ha llenado con dos cintas: “Ramo de fuego” sobre las mujeres de Juchitán y “Los monólogos de la vagina” sobre la sexualidad femenina. Allí asistió un público muy diverso. El caso es que el cineclub “Oro negro” ha funcionado como una alternativa de recreación.

La cinta “Francisco Villa, entre el ángel y el fierro” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 20 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Dado que es la función con la que culminan las actividades de este 2009, al final de la proyección tendremos platillos regionales.

Pies de foto:

- Hasta parados en “Ramo de fuego”.

- Moderando el debate en “Ramo de fuego”

- Lleno en “Ramo de fuego”.

Recreación para la familia


Recreación para la familia

Juan Meléndez de la Cruz

La iniciativa del cineclub “Oro negro”, aprobada por la dirigencia del FLS y la Sección 10 del STPRM puesta en marcha desde julio de 2008 es una alternativa de recreación para el trabajador petrolero, su familia y toda la población del municipio e inclusive mas allá de el.

Propusimos el cineclub porque a la Secretaría de Educación y Previsión Social le corresponde organizar mítines, veladas culturales y demás actos que tiendan a elevar el nivel moral y cultural de los trabajadores y también tomando en cuenta que hoy vivimos en una cultura audiovisual y de que el cine, también llamado “séptimo arte” es una de las recreaciones favoritas en nuestro medio que se puede aprovechar para ofrecer una alternativa cultural al trabajador, su familia y la población en general.

Señalamos centralmente que no se trata de aprender sobre directores o artistas, sino de degustar (probar una comida o bebida para valorar su sabor) del cine y darse oportunidad de platicar sobre la experiencia de ver Cine, de permitirnos participar con otros de momentos en la historia marcados por la proyección de una película.

Nos trazamos como Objetivos: Fomentar la convivencia familiar y la recreación del trabajador petrolero y la población en general, ofrecer una alternativa cultural gratuita, respaldar las manifestaciones culturales locales y fortalecer la identidad nacional, compartir imágenes similares frente a problemas concretos y reflexionar sobre esas imágenes colectivamente, elevar el nivel moral y cultural de los trabajadores, poner la infraestructura del sindicato al servicio de la población, vernos a nosotros mismos y reflexionar sobre nuestro entorno.

Cumplimos con los elementos básicos que caracterizan a un cineclub que son:

1. Tríptico de presentación. Que incluye ficha técnica de la película, foto, información general y resumen.

2. Presentación de la cinta. Ampliamos la información de la cinta, particularidades, música, etc. Antes de su exhibición.

3. Proyección de la película. Contamos con sala en perfectas condiciones, proyector y cuidamos el sonido y demás, realizando por la mañana las pruebas correspondientes el día de la proyección.

4. cine foro. Es la parte más importante y establece la diferencia con la proyección comercial porque rompe la unilateralidad en la comunicación y permite al espectador participar y no solo ser una persona pasiva pegada a su silla. En todas las funciones se ha dado el debate, escuchando los comentarios de los asistentes.

En este mes de la Revolución, el cineclub “Oro negro” concluye sus actividades de este 2009 con una cinta que trata sobre el centauro del norte. La cinta “Francisco Villa, entre el ángel y el fierro” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 20 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Dado que es la función con la que culminan las actividades de este 2009, al final de la proyección tendremos platillos regionales.

Pies de foto:

¡Viva Villa!

Villa de catrín

La División del Norte


Una hazaña del pueblo

Juan Meléndez de la Cruz

La División del Norte es una de las mayores hazañas históricas mexicanas. Su organización representó un cambio en la guerra campesina y en la revolución. Las masas del norte del país y las que se sumaban en su avance, se incorporaron en ella, la organizaron de la nada y contra todos, le dieron su tremendo empuje, alzaron a uno de sus propias filas, Francisco Villa, como el mayor jefe militar de la revolución y barrieron en su camino con cuanto se les puso por delante.

A diferencia del zapatismo, la División del Norte, es decir, el ejército villista, en la etapa de sus grandes triunfos militares contra el ejército federal no tuvo independencia en cuanto a dirección política y a programa. Avanzó sobre el centro del país hacia el derribamiento del gobierno como uno de los tres cuerpos del ejército en que se apoyaba la dirección de Venustiano Carranza. Pero dentro de esa estructura, tuvo en los hechos una creciente independencia políticamente que subía confusamente desde sus filas.

Esa necesidad nunca habría encontrado forma de expresarse, si no hubiera sido por la existencia del ejército zapatista en el sur. La conjunción entre el ejército campesino y plebeyo que bajaba violentamente desde el norte, encabezado por Villa, y el ejército campesino que desde el sur amenazaba la ciudad de México, dirigido por Zapata, era un hecho tan previsible como temido por la dirección conservadora representada por Carranza, porque significaba unir la mayor capacidad militar con la mayor capacidad política.

Equivalía a unir nacionalmente la insurrección campesina, y aquellos dirigentes sentían que no solo caería el gobierno de Victoriano Huerta contra el cual combatían, sino que también su propia perspectiva de clase iba a quedar bajo una amenaza cuyos alcances no podían prever, pues la capacidad revolucionaria del campesinado era para ellos magnitud desconocida y hostil.

La historia de la División del Norte es la historia militar y social de cómo masas campesinas y plebeyas organizadas en ejércitos se abrieron paso y abatieron todos los obstáculos hasta dominar la mayor parte del territorio del país. En ese sentido, la historia de la guerra civil hasta la caída de Huerta es, no única pero si fundamentalmente, la historia de la División del Norte.

La cinta “Francisco Villa, entre el ángel y el fierro” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 20 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Dado que es la función con la que culminan las actividades de este 2009, al final de la proyección tendremos platillos regionales.

Pies de foto:

129. La División del Norte

134. Villa el guerrillero.

Última función


Estimadas/os:

El viernes 20 de noviembre, en el IC aniversario del inicio de la Revolución mexicana, el cineclub “Oro negro” del FLS de la sección 10 del STPRM realizará su función de clausura de actividades correspondiente al 2009, con la proyección de la cinta “Francisco Villa, entre el ángel y el fierro”.

Con el villismo, la multitud de peones y jornaleros, los campesinos sin tierra, los pobres de siempre, siente que se incorpora a la vida, que por primera vez puede expresarse, combatir para vencer y decidir, no para ser reprimidos y aplastados. Lo siente más porque su jefe es también un campesino, el mejor militar, el mejor jinete y el mejor hombre de campo de todos: Doroteo Arango, Francisco Villa.

Al final de la proyección agasajaremos a los asistentes con platillo regionales.

Esperamos su asistencia.

Fraternalmente

Juan Meléndez de la Cruz

Srio. De Educación y previsión social.

Así empezó la revolución

Empezó la Revolución Mexicana

Juan Meléndez de la Cruz

En junio de 1910, Porfirio Díaz se hizo reelegir en su cargo. El candidato de oposición, Madero, estaba en la cárcel. Puesto en libertad condicional, escapó a Estados Unidos en octubre. Fechado el 5 de ese mes en la ciudad de San Luis Potosí, lanzó al país el Plan de San Luis. Este programa declaraba nulas las elecciones que se habían efectuado, proclamaba a Madero presidente provisional desconociendo al gobierno de Porfirio Díaz y afirmaba el principio de no reelección. En su artículo tercero, el plan declaraba que se restituirían a sus primitivos propietarios, en su mayoría indios, las tierras de que los habían despojado los tribunales y autoridades aplicando abusivamente la ley de terrenos baldíos. Este era el único punto del plan que planteaba, así fuera en términos generales, una reivindicación social, esto atrajo la atención de los campesinos, al igual que la propuesta de acabar con los odiados políticos locales. El llamado a las armas del Plan de San Luis encontró así ánimos dispuestos. El domingo 20 de noviembre de 1910, “de las seis de la tarde en adelante”, los ciudadanos en todas las poblaciones de la república deberían levantarse en armas bajo el plan maderista.

En la fecha fijada nada en apariencia pasó y la familia Madero se dejó ganar por el desaliento y consideró perdida la causa. El 18 de noviembre, descubierto prematuramente, el dirigente del movimiento en Puebla, Aquiles Serán fue asesinado junto con su familia por el ejército federal. Pero no era el fin del movimiento: otras fuerzas se habían puesto en marcha en diversos puntos del país.

En el norte, en Chihuahua, bajo la protección del gobernador Abraham González, partidario de Madero, se produjeron los primeros alzamientos. Francisco villa, Pascual Orozco y otros, desconocidos hasta entonces, salvo en su regiones de origen, encabezaron pequeñas partidas campesinas que en las primeras acciones de guerrillas infligieron derrotas sucesivas a los destacamentos federales enviados a reducirlas.

Estas victorias trajeron a los destacamentos revolucionarios más y más campesinos norteños, magníficos jinetes de las grandes haciendas ganaderas y los alzamientos fueron presentándose en distintos puntos del país. Los campesinos habían encontrado un aglutinador nacional para unificar sus luchas locales antes dispersas y aisladas: el levantamiento contra el poder central. Un nuevo sentido de la vida los ganaba y el alud hacia las armas, largo tiempo contenido o reprimido, se iba volviendo incontenible. No tanto la figura o la política de Madero, sino la conquista de la tierra por las armas era lo que atraía más y más hombres a las distintas partidas campesinas.

En el estado de Morelos se levantó Emiliano Zapata e inició la lucha con lo que pronto sería el Ejército Libertador del sur.

Tanto Díaz como Madero comprendieron la doble advertencia del norte y del sur: había que llegar a un acuerdo, antes de que la guerra campesina pasara por encima de todos ellos. Esa fue la base de los acuerdos de Ciudad Juárez, allí firmados el 21 de mayo entre los representantes del gobierno y Madero, por los cuales Porfirio Díaz se comprometía a renunciar y a entregar el poder como presidente interino a Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones Exteriores quien convocaría a elecciones. El convenio estipulaba que cesaba la lucha armada entre las fuerzas del gobierno y las de la revolución y que estás serían licenciadas y entregarían sus armas al ejército federal; No decía una palabra sobre el problema de la tierra ni sobre ningún otro mencionado en el Plan de San Luis.

El 25 de mayo de 1911 renunciaba Porfirio Díaz y el 26 se exiliaba a Francia en el vapor Ipiranga. El 7 de junio, Madero entraba triunfalmente a la capital, para las fuerzas burguesas, la revolución había terminado. Mientras tanto, en distintos puntos del país, grupos armados de indios y peones tomaron tierras de las haciendas y las araron y sembraron bajo la protección de sus fusiles, esto se extendió por los puntos más diversos. Era el fracaso de los acuerdos de Ciudad Juárez. Sin jefes nacionales, sin plan, impulsadas por su propia fuerza social puesta en movimiento, las iniciativas de los campesinos estaban resolviendo desde abajo, con sus métodos directos y claros, sin espera leyes ni decretos, el problema de la tierra. Así empezó la Revolución Mexicana.

La cinta “Francisco I. Madero. Místico de la libertad” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 6 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal Sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Pies de foto:

Adelita

Así empezó la revolución

Anuncios de revolución

Anuncios de Revolución

Juan Meléndez de la Cruz

Los primeros grandes movimientos que preludiaron la revolución y fueron portadores del descontento nacional no partieron del campesinado sino del proletariado. El capitalismo al desarrollar concentraciones urbanas industriales, ferrocarriles, un ejército nacional basado en la leva (de donde los campesinos reclutados por la fuerza regresaban a sus pueblos con rudimentos de conocimientos militares modernos), fue dando los elementos para que la nueva rebelión agraria no se descargara en simples y dispersas revueltas campesinas, sino en una revolución a escala nacional.

En la primera década del siglo XX fueron grandes huelgas obreras, y no levantamientos campesinos locales, las que concentraron el descontento nacional y expresaron en centros de poder económico la inquietud social difusa de las masas del país.

Tres importantes huelgas ferrocarrileras, en 1903, 1906 y 1908, tuvieron uno de sus focos principales en San Luis Potosí, con ramificaciones en Nuevo León la primera y además en Aguascalientes y Chihuahua la de 1906. Los ferrocarrileros contaban ya por entonces con organizaciones sindicales de una rama industrial en sostenido crecimiento desde dos decenios antes cuando menos. Pero fueron los mineros y textiles quienes, en respuesta a la represión, anunciaron con las formas insurreccionales de sus huelgas las tormentas que se aproximaban: como suele suceder, los modos de la dominación estaban moldeando los modos de la rebelión.

El 1º de junio de 1906 los mineros de Cananea, mina de cobre del norte de Sonora explotada por una empresa estadounidense, se declararon en huelga exigiendo la destitución de un mayordomo, un salario mínimo de 5 pesos por ocho horas de trabajo, trato respetuoso y que en todas las tareas se ocupara, en igualdad de aptitudes, un 75% de personal mexicano y un 25% extranjero. 5,300 obreros salieron en manifestación, los agentes de la empresa los atacaron y mataron a un minero. Los obreros respondieron y mataron a agentes de la empresa. Las tropas del estado, apoyadas por un batallón de rangers que cruzó la frontera llamados por el gobernador reprimieron a los huelguistas. Sus dirigentes

Fueron condenados a largos años de cárcel, de donde los sacaría la revolución. Entre ellos estaban dos futuros oficiales de los ejércitos revolucionarios, Esteban Baca Calderón y Manuel M. Diéguez.

Siete meses después estalló la segunda gran huelga que anunciaba el ocaso de la dictadura. A mediados de 1906 los obreros textiles de Río Blanco, Veracruz organizaron el Gran Círculo de Obreros Libres, formándose similares en Puebla, Querétaro, Jalisco, Oaxaca y el Distrito Federal. Las asociaciones patronales encabezadas por el Centro Industrial de Puebla prohibieron toda organización obrera bajo pena de despido. Los trabajadores respondieron con paros y huelgas en defensa de ese derecho. El 14 de diciembre la dirección obrera pidió la intervención del presidente Porfirio Díaz, quien el 5 de enero de 1907 dio a conocer un laudo que negaba el derecho de organización a los trabajadores y ordenaba la reanudación de labores. El 7 de enero los obreros de Río Blanco marcharon sobre Orizaba, el ejército los esperó emboscado tras una curva del camino y abrió fuego a discreción. Hubo cientos de muertos y heridos. El 8 de enero Rafael Moreno y Manuel Juárez, presidente y secretario del Gran Círculo de Obreros Libres, fueron fusilados frente a los escombros de la tienda de raya de Río Blanco.

Estas huelgas significaron una ruptura con el pasado inmediato caracterizado por el mutualismo sindical. En ambos casos, aún por reivindicaciones económicas, los mineros y textileros utilizaron la acción directa y, sin existir el derecho de huelga, las estallaron.

La cinta “Francisco I. Madero. Místico de la libertad” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 6 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Pies de foto:

Mina de Cananea

Obreros a la huelga

Planta textil de Río blanco

Acabar con los pueblos


Acabar con los pueblos libres

Juan Meléndez de la Cruz

Durante todo el régimen de Porfirio Díaz, las haciendas habían crecido devorando las tierras de los pueblos y englobando en su seno a esos mismos pueblos. En 1910 las haciendas abarcaban el 81% de todas las comunidades habitadas en México; en los estados del centro de la república. Una cantidad importante de pueblos indios, aun habiendo sido despojados en todo o en parte de sus tierras, aguas o bosques, había logrado resistir fuera de las haciendas.

La liquidación generalizada de los pueblos libres no era solo un objetivo económico. Era también un objetivo social. Mientras la dominación de la corona española había convivido con ellos como tributarios y hasta había defendido algunas de sus prerrogativas frente al avance de la dominación de los hacendados, la moderna organización capitalista del país, con su doctrina individualista y su oposición a todo elemento de organización autónoma de las masas, a toda relación que no esté mediada por el dinero y no adquiera forma mercantil, necesitaba eliminar esa forma de organización campesina y de relación autónoma que eran los pueblos libres nucleados en torno a sus tierras comunales.

Los pueblos, como siempre, resistieron. Habían resistido durante siglos, aferrados a sus costumbres y a las viejas tradiciones comunitarias y enarbolando en sus interminables pleitos con las haciendas devoradoras de tierras, bosques y de hombres, los antiguos títulos virreinales que les reconocían las propiedad de sus tierras, esos documentos casi mágicos que cada pueblo guardaba celosamente y traspasaba de generación en generación como testimonio material de su existencia social.

Sin esperarlo, ni buscarlo, ni imaginarlo, la resistencia de los pueblos fue convergiendo con otras formas de la resistencia campesina y obrera contra la dictadura porfirista, y con la oposición de la pequeña burguesía urbana, multiplicada numéricamente por el mismo desarrollo capitalista, antes silenciosa o atraída por la “paz y el progreso” porfirianos, pero ya al inicio del siglo descontenta y hasta rebelde por el cierre de posibilidades de ascenso social causado por el anquilosamiento político del régimen. Esta presión social combinada contribuía a provocar síntomas de crisis y división en la misma burguesía capitalista y terrateniente, en cuyo nombre y representación ejercían el poder Porfirio Díaz y los “científicos”.

Estas contradicciones se agudizaron por los efectos de la crisis económica mundial de 1907 y su combinación con conmociones sociales, luchas de masas y revoluciones que marcaron la primera década del siglo (Rusia 1905, Irán 1906-1911, etc.) los campesinos mexicanos no tenían conciencia de eso; pero contaban con una forma de organización propia, tradicional, heredada de siglos, con sus propias relaciones que el capitalismo no había logrado eliminar. La organización comunal era el instrumento que permitía medir, discutir y organizar: así terminó por convertirse en el principal centro político de la guerra campesina mexicana de de 1910 a 1920.

La cinta “Francisco I. Madero. Místico de la libertad” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 6 de noviembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.


Pies de foto:

Campesinos con Madero

Campesinos en la Revolución

Zapatista en Sanborn’s