domingo, 26 de abril de 2009

Como me hubiera gustado




Se ha dicho con razón, que la historia (y más claramente la autobiografía) no es lo que ocurrió, si no cómo me hubiera gustado que pasara. Y en el caso de “Amarcord” de Federico Fellini, esta aseveración se cumple puntualmente.


Fellini filmó “Yo recuerdo” o “Érase una vez…” después de que se vio enfermo de gravedad. Posterior a eso, con la genialidad que lo caracterizaba, puso a su servicio Cinecita, los estudios italianos, para realizar una cinta de recuerdos sobre la provincia, sobre su pueblo y logra un film de de gran belleza, imaginación y humor.


Habla entonces de algo real pero al mismo tiempo, inventado. Presenta y describe a los personajes de su ciudad natal, Rímini. Vemos de esta forma a personas caminando, platicando, un desfile de personajes en el que todos tienen el mismo valor, en el que todos ocupan su lugar dentro de la comunidad.


El personaje central que es el pueblo, lo construyen entre todos. No hay “estrellas” principales; ¿o podría ser? el grupo de adolescentes, la familia, “Gradisca”, la peluquera del pueblo; “Scureza” (que solo pasa fugazmente en su motocicleta), la prostituta ninfómana, “Volpina”; el papá, Aurelio; la mamá, Miranda; el tío Teo con su grito elemental: ¡Quiero una mujer!; el músico ciego; todos lo son y se desenvuelven en el marco de los lugares de la población: la plaza principal, el hotel, el campo, la playa.


Para presentar a todos esos personajes elige colores contrastantes, un formato como de historieta. Aparece un personaje y luego otro, se van sumando, alcanzando el número mayor cuando todos van a la playa (igual que nos pasa a los de Mina, que en semana santa todos corremos a la playa de Coatzacoalcos y allá nos saludamos, bueno, no hay que exagerar, también vamos a los Mangos u otros lugares por aquí cerca).


Otra característica destacable es que, en el cine regularmente los actores no pueden mirar a la cámara y aquí sí: diversos protagonistas la miran de frente y se dirigen a ella, expresando sus sentires y pensamientos.


Amarcord logra momentos de gran belleza (¿el realismo mágico?) como el caso de uno de los niños de familia que sale temprano de casa y en la neblina se topa con un buey que voltea a verlo con sus ojos mansos para que enseguida cada quien continúe por su camino; o cuando todo el pueblo está en la madrugada en frágiles embarcaciones, somnolientos y de pronto aparece, majestuoso, el trasatlántico “Rex” surcando poderosamente las aguas o la aparición en medio de una ventisca de nieve de un pavo real que se posa en una fuente y despliega frente al grupo de adolescentes la belleza de su plumaje.


Un extra en la función del 17 de este mes, consistió en la proyección “El mundo mágico de Fellini” en el que se analiza Amarcord.


Pies de foto:

01-Mirando a la cámara

02- El acordeonista ciego

03- “Volpina”, La ninfómana

04- El majestuoso “Rex”

1 comentario:

  1. Gran cinta que removió las memorias de los asistentes, pues la vida en provincia se ha venido homogeneizando con la comunidad globlal y nuestros recuerdos se nos revelan ya como lejanos, como parte de un sueño que no es parte de nuestra realidad actual.

    Me encantaría ver un homenaje similar sobre Minatitlán, pues nuestra ciudad también posee sus propios personajes y su particular esencia surrealista, estigmatizada y a la vez ensalzada por su fantasma petrolero.

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