lunes, 20 de julio de 2009

El cine es mejor que la vida


Así dice el crítico de cine, Emilio García Riera, y sin duda, a lo más que puede aspirar el cinematógrafo es a influir mínimamente sobre la realidad; en el caso que anotamos, parece que contribuyó para que se aplicara la justicia.

Un juez del estado de Mississippi sentenció El 21 de junio de 2005 al ex miembro del Ku Klux Klan, Edgar Ray Killen, a 60 años de prisión por los asesinatos en 1964 de tres jóvenes, en un caso que se llevó al cine en la película “Mississippi en llamas”.

Killen, que en la cinta aparece como Townley, de 80 años y en una silla de ruedas, escuchó la sentencia. Un jurado integrado por nueve blancos y tres negros declaró el martes pasado culpable de tres homicidios a Killen, antiguo trabajador de un aserradero y pastor religioso, aunque le exoneró de los cargos más graves de asesinato.

El veredicto coincidió con el 41 aniversario del asesinato de los tres jóvenes que promovían el registro de negros en el sur de EU para que votaran, Michael Schwerner, Andrew Goodman y James Chaney.

El juez Marcus Gordon dijo a Killen, antes de pronunciar la sentencia, que “cada una de las vidas de los tres jóvenes tiene el mismo valor para la sociedad” y por eso aplicó el castigo máximo de 20 años en cada caso.

Gordon también advirtió que no debería haber amenazas ni represalias contra los miembros del jurado que actuaron en este caso, uno de los más controvertidos del estado, por un crimen que galvanizó la lucha por los derechos civiles hace cuatro décadas.

Los tres jóvenes fueron detenidos el 21 de junio de 1964 por la Policía local por una infracción de las leyes de tránsito. Posteriormente, fueron dejados en libertad en medio de la noche y poco después les capturó un grupo de hombres entre los que había policías y miembros del KKK. Cuarenta y cuatro días más tarde, los tres cadáveres fueron localizados bajo un dique de tierra.

Killen, ex cabecilla local del grupo racista blanco Ku Klux Klan (KKK) que durante décadas aterrorizó las comunidades negras de los estados del sur de Estados Unidos, había sido absuelto en 1967 de esas muertes, después que un jurado fuese incapaz de llegar a un acuerdo.

Entonces, una mujer miembro del jurado se opuso a declarar culpable a Ray Killen por su condición de pastor.

Schwerner, de 24 años; Goodman, de 20, y Chaney, de 21 años (los dos primeros blancos y el tercero negro), habían llegado a Filadelfia, en Mississippi, desde Nueva York en lo que se denominó el “verano de la libertad”, cuando miles de activistas del norte del país fueron al sur en campañas para registrar a los negros para que votaran.

Los asesinatos de Schwerner, Goodman y Chaney, y de otros ciudadanos negros durante aquella época fueron vistos con benevolencia, entre amplios estamentos del estado de Mississippi durante la década de los años sesenta.

"Gracias, jueces, gracias, policía, pero sobre todo gracias a los blancos que vinieron a decirme que los tiempos han cambiado", dijo después de la lectura del veredicto Ben Chaney, hermano de una de las víctimas.
Este fue el mensaje público que el ministerio había pedido a los jurados: enviar al mundo la señal de que hoy Mississippi es distinto pero también que, en el estado norteamericano donde fue tal vez más dura la segregación racial, el compromiso de la magistratura es llevar ante la Justicia a quien mató para preservar el régimen del apartheid.
La viuda de otra de las víctimas, Rita Schwerner Bender, fue más dura en su reacción tras el fallo. "El predicador Killen no actuó en un vacío", insistió Bender. "El estado de Mississippi fue cómplice de estos crímenes y de todos los crímenes que ocurrieron, y eso debe ser examinado".

La cinta “Mississippi en llamas” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 19 de junio a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Pies de foto:

Killen arremete contra las cámaras después del fallo.

Stephen Tobolowsky como Townley, el jefe del Klan.

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