lunes, 20 de julio de 2009

El valor convive con el amor, pero también con la venganza y el odio


El último de los mohicanos pertenece a ese reducido número de películas modernas que mantienen un sabor añejo reconocible en cada una de sus partes: Aventuras que muestran escenarios reales, un vestuario detallista en extremo; aparte, claro está, de una historia entretenida y fiable, logrando de esta manera tan simple una ambientación creíble, sazonada con unos personajes tan fidedignos como entrañables (extras incluidos).

Si además le añadimos a la obra una de las mejores bandas sonoras de los noventa, un sonido de Oscar y unos concisos pero explicativos diálogos... pues nos queda un peliculón de quitarse el sombrero.
Tiene mucho más mérito realizar esta empresa que otras del tipo Alejandro Magno, Troya o El reino de los cielos, por señalar tres de los ejemplos más destacados que han abierto el nuevo siglo.

Una de sus virtudes es que El último mohicano no es quien aparenta serlo. Otra, el haber contratado a Madeleine Stowe en la cima de su belleza, quien representa a Cora Munro. Es destacable la caracterización de Daniel Day-Lewis como “Ojo de halcón”, blanco recogido por Chingachgook y criado como su hijo.

Los paisajes boscosos y de riscos son espléndidos y admiramos la hermosa secuencia final del desfiladero, enterita, de principio a fin.

Recuerdo que en el cine me impresionó Chingachgook (Russell Means) encargado de derrotar en batalla cuerpo a cuerpo al estupendo indio malote, hurón para más señas (Wes Studi como Magua) y enorme en su papel de enemigo público número uno.

La brecha que tres años antes abriera en el cine Kevin Costner en su presentación humanista de los indios en Bailando con Lobos, la continúa notablemente aquí el director Michael Mann: iroqueses, hurones, otawas, mohicanos, mohawks... tribus olvidadas salvo en los libros de historia.

El último mohicano responde a ese tipo de películas que los entendidos llaman de aventuras, pero sin embargo, es mucho más que eso y cautiva al espectador de principio a fin.

Amparada por una banda sonora impresionante, delante de nuestros ojos van desfilando una serie de imágenes con una gran riqueza visual y una profunda belleza. Los personajes están muy bien elaborados y se anteponen unos a otros hasta crear dos bandos diferenciados al más puro estilo de toda la vida, los buenos y los malos.

Pero por encima de todo, la película narra una historia preciosa, en la que el heroísmo, el valor, el coraje y la entrega, conviven con el amor, el romanticismo y la caballerosidad. También hay dosis de crueldad, de maldad, de odio, de luchas internas y externas; por lo que como pueden comprobar, tiene un poco de todo.

Para echar un buen rato está más que recomendada, por lo que no pierdan más el tiempo y conviértanse en mohicano durante un par de horas.

La cinta “El último de los mohicanos” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 3 de julio a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.


Pies de foto:

Chingachgook, Ojo de halcón y Cora.

Magua y sus guerreros al ataque.

Mis sentimientos no van más allá, Cora Munro.

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