viernes, 25 de septiembre de 2009

La humanización es recíproca


Para no ser animales

Juan Meléndez de la Cruz

Nos sigue diciendo Fernando Savater sobre darse la buena vida y revela el secreto de El Ciudadano Kane.

La base de la cultura es el lenguaje. Por eso hablar a alguien y escucharle es tratarle como a una persona, por lo menos empezar a darle un trato humano. Es solo un primer paso, desde luego, porque la cultura dentro de la cual nos humanizamos unos a otros parte del lenguaje pero no es simplemente lenguaje.

Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos humanizadores que tenemos unos para con otros. Todos queremos que se nos trate así y si no, protestamos. Por eso las chicas se quejan de que se les trate como mujeres “objeto”, es decir, simples adornos o herramientas; y por eso cuando insultamos a alguien le llamamos “¡animal!”, como advirtiéndole que está rompiendo el trato debido entre hombres y que como siga así podemos pagarle con la misma moneda.

Lo más importante de todo esto es: que la humanización (lo que nos convierte en humanos, lo que queremos ser) es un proceso recíproco (como el propio lenguaje). Para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerle humanos a ellos; si para mi todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o una bestia tampoco. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas de dar la buena vida.

Y esto lo relacionamos con el cine. Kane es un multimillonario que con pocos escrúpulos ha reunido en su palacio de Xanadú una enorme colección de todas las cosas hermosas y caras del mundo.

Tiene de todo, sin duda, y a todos los que le rodean les utiliza para sus fines, como simples instrumentos de su ambición. Al final de su vida, pasea solo por los salones de su mansión, llenos de espejos que le devuelven mil veces su propia imagen de solitario: solo su imagen le hace compañía.

Al fin muere, murmurando una palabra: “¡Rosebud!” un periodista intenta adivinar el significado de este último gemido, pero no lo logra. En realidad “Rosebud” es el nombre escrito en un trineo con el que Kane jugaba cuando niño, en la época en la que aún vivía rodeado de afecto y devolviendo afecto a quienes le rodeaban. Todas sus riquezas y todo el poder acumulado sobre los otros no habían podido comprarle nada mejor que aquel recuerdo infantil. Ese trineo, símbolo de dulces relaciones humanas, era en verdad lo que Kane quería, la buena vida que había sacrificado para conseguir millones de cosas que en realidad no le servían para nada. Y sin embargo la mayoría le envidiaba… acompáñenos al cine.

La cinta “El ciudadano Kane” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 11 de septiembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Desde las 18.20 hrs. Pasaremos “extras” sobre la película.

Pies de foto:

-Construcción del palacio

-El trineo del niño

-En la mansión

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