viernes, 25 de septiembre de 2009

Los ojos llenos de lágrimas


Una historia de amor, honor y lealtad

Juan Meléndez de la Cruz

Casablanca es una de esas películas que uno puede ver dos, tres, cinco o diez veces, y aún sigue asombrando. Michael Curtiz en la dirección logró conjugar, guión, actuaciones, decorados para obtener un resultado perenne. Su puesta en escena es sutil, inteligente y precisa.

¿Cómo no sentir un inmenso placer cuando el avión que parte hacia la libertad sobrevuela el café de Rick, en los primeros minutos de la película? Curtiz nos está diciendo todo. Rick (Humphrey Bogart) es la libertad. La de todos menos la suya propia, porque como le dice su adversario en el amor de Ilse (Ingrid Bergman), Víctor Laszlo (Paul Henreid), "cada uno debe aceptar su destino, sea bueno o malo".

Por donde se la mire, Casablanca es admirable. El cooperativo guión, la iluminación, el montaje, la música y hasta el vestuario están puestos (por azar o intencionadamente) a disposición de esta historia de amor, honor y lealtad.

A Curtiz le alcanza con la cámara para decirnos casi todo sobre Rick. Registra su poder en esa mano que firma autorizaciones antes de mostrarnos la cara del héroe. Nos enfrenta a su soledad: el cigarrillo, ese partido de ajedrez sin contrincante, su vaso de bebida. Y luego, levanta la cámara y Rick, ese maravilloso Humphrey Bogart, aparece ante nosotros para convertirse, a la par de Curtiz, en Casablanca. Bogart demuestra con gestos inolvidables, miradas expresivas y esa entonación tan particular por qué aún hoy es Humphrey Bogart, el único, el más varonil, el mejor.

Casablanca, una ciudad (del África) donde los refugiados europeos de la Segunda Guerra que huyen de los alemanes necesitan llegar para conseguir una visa que los lleve a Lisboa y de allí al soñado paraíso de la libertad: Estados Unidos. Allí reside Rick. Un norteamericano cínico, solitario, duro, que en el fondo, como le dice el prefecto Louis, "es un sentimental". Rick tiene un pasado dudoso y ha decidido terminar sus días en Casablanca, en su bar (Rick’s) y junto a Sam, su amigo pianista negro. Ya no espera nada.

Pero una noche dos hechos cambiarán su vida: Ugarte, un hombre que vende permisos para salir de Casablanca, le pide que custodie los que robó a unos correos alemanes, a los que también asesinó. Esos papeles son el pasaporte abierto para cualquier persona del mundo. Y cuestan millones. Ugarte es detenido en el propio bar de Rick por la policía que busca esos permisos robados. Ugarte pide ayuda a Rick: "No arriesgo mi cuello por nadie", le responde. Y Ugarte muere mientras intenta huir. Minutos después de este hecho, Rick se sorprenderá nuevamente. Ella está en una mesa, al lado del piano de Sam, disfrutando en silencio de aquella canción que fue testigo del amor de ambos: "As Time Goes By".

El momento en que Ilse y Rick se reencuentran es uno de los momentos más conmovedores del cine. Los ojos llenos de lágrimas de la bellísima Ingrid Bergman miran con tristeza y dolor a los de Bogart, incrédulos, alegres, resentidos. Quizá no era necesario ese flashback posterior donde conocemos el comienzo de esta historia de amor, en la París que acababa de ser tomada por los alemanes. Las miradas y las pocas líneas de diálogo de este presente en Casablanca resultan más que suficientes.

"De todos los cafés que hay en el mundo, ella tuvo que venir al mío", dice borracho Rick, cuando sólo él y Sam permanecen en el bar cerrado, a oscuras, esa misma noche del reencuentro.

La cinta “Casablanca” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 25 de septiembre a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Pies de foto:

-Rick jugando ajedrez

-Hacia la libertad

-El prefecto Renault y Rick

-Tristeza y dolor

-Incrédulos, alegres, resentidos

-Laszlo, líder de la resistencia.

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