domingo, 14 de febrero de 2010

Rescatada por el cineclub



¡Vámonos con Pancho Villa!

Juan Meléndez de la Cruz

Durante la revolución mexicana, un grupo de valientes campesinos, conocidos como los "Leones de San Pablo" se unen al ejército de Pancho Villa. El clima social opresor, los desmanes militares, el deseo de participar en el movimiento armado que sacude al país y la admiración por el caudillo de leyenda, los impulsa a “meterse a la bola” para ir al encuentro con su muerte, sin que la ofrenda de sus vidas modifique las circunstancias sociales.

Después de algunas batallas, con más derrotas que victorias, el grupo original es reducido a dos: Tiburcio Maya y el joven "Becerrillo". Una epidemia de viruela se desata entre la tropa y "Becerrillo" cae enfermo. Villa ordena a Tiburcio matar al joven e incinerar su cuerpo. Desencantado, Tiburcio abandona la revolución y regresa a su pueblo.

El reconocimiento a este clásico del cine mexicano llegó varias décadas después de su menospreciado estreno. El rodaje se vio plagado de problemas financieros y una enfermedad del director postergó la filmación durante varios meses. Finalmente, la cinta se estrenó el 31 de diciembre de 1936, en el cine "Palacio" de la capital mexicana y duró solamente una semana en taquilla.

Para entonces, De Fuentes había estrenado el que sería el primer "taquillazo" del cine mexicano: Allá en el Rancho Grande (1936). La popularidad que alcanzó esta comedia estelarizada por Tito Guízar y Esther Fernández eclipsó en su tiempo al poderoso drama sobre el desencanto de la revolución que es Vámonos con Pancho Villa.

A principios de los sesenta, la crítica y el movimiento "cineclubero" mexicano rescataron del olvido a Vámonos con Pancho Villa La cinta se convirtió, junto con El compadre Mendoza (1933) del mismo De Fuentes, en el paradigma del mejor cine nacional.

Vámonos con Pancho Villa volvió a ser noticia en 1982, cuando se transmitió por televisión una versión hasta entonces desconocida, que incluía un final en el que Pancho Villa regresa por Tiburcio Maya y le pide que vuelva a combatir en su tropa. Al negarse, Villa mata a Tiburcio, su mujer y su hija, y se lleva a su pequeño hijo a la revolución. Se ignora si este final fue censurado, o si el propio De Fuentes decidió eliminarlo por encontrarlo innecesario o demasiado cruel. Para el crítico e historiador Emilio García Riera, "la película queda mejor con el final comúnmente visto, un final desencantado que redondea bellamente una obra excepcional del cine mexicano."

Dentro de las cien mejores películas del cine mexicano “Vámonos con Pancho Villa” es considerada la número uno.

En este 2010, año del Centenario de la Revolución, Bicentenario de la Independencia y centenario de Minatitlán como ciudad, para vernos a nosotros mismos y no solo el modo de vida norteamericano, el cineclub “Oro negro” del FLS de la sección 10 del STPRM tiene considerado en su programación puro cine mexicano; si hablamos de identidad y nacionalismo, que no sea solo en el discurso. El programa titulado: ¡Que viva México!, inicia el 19 de febrero a las 19 horas en el auditorio de transportes del Frente Liberal Sindicalista (A un lado del servicio de lavado Hawaiana) en la colonia Petrolera.

La entrada es libre y para todo público. tacoteno@hotmail.com

Pies de foto:

-Antonio R. Fraustro como Tiburcio Maya

-Becerrillo discutiendo con el militar

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