viernes, 21 de agosto de 2009

Dar la vida por los ideales



Juan Meléndez de la Cruz

Nos dice Ana María Palacio Lopera, “El último Samurái” cuenta la historia de Nathan Algren, un diestro capitán norteamericano que es contratado por el emperador para entrenar en el manejo de las armas, al primer ejército moderno de conscriptos del Japón. El capitán Algren, algún día peleó por el honor y la defensa de los valores, pero ahora se encuentra perdido en un esquema occidentalizado de la guerra en el que las armas y el poder han desplazado la valentía y el honor.

Es entonces, cuando Algren, en medio de una de sus batallas contra los Samurái, conoce a Katsumoto, el último líder de esta antiquísima estirpe de guerreros. El capitán, secuestrado y llevado a los campos donde estos legendarios luchadores entrenan para la pelea, se encuentra sorprendido y atraído enormemente por esta forma de vida, que le recuerda los valores por la que una vez luchó.

¿Qué es un Samurái? Es la acuciante pregunta que asalta día tras día al capitán Algren al ser secuestrado por este grupo de guerreros enemigos que le perdonan la vida por una razón inexplicable.

Durante toda la película tendrá la ocasión de entender y hacernos entender quienes son, estos legendarios personajes que no están dispuestos a renunciar a sus ideales aunque esto signifique dar la vida.

Hay una recurrencia frecuente a los “flash back” que aparecen sorpresivamente y como recuerdos en la memoria de los protagonistas y que nos ilustran su atormentada conciencia y su conocimiento del bien y el mal. El uso de cámaras lentas y luces azules o de color blanco, le imprimen a estos momentos un valor imborrable. Ese pasado turbulento que los acompaña a donde vayan y que no los deja libres, desaparecerá de la pantalla en el momento en el que deciden cambiar su destino, perdonando aquello que han hecho, aquello que una vez fueron.

Cuando Katsumoto y Algren, se lanzan a librar la última guerra, tienen la clara conciencia de que van tras la muerte. La necesidad de permanecer, de dejar huella, de perdurar en la historia la representa claramente el director Edward Zwick cuando Algren entrega su diario al hombre que lo ha acompañado durante su estadía en Japón que da fe de todo lo que vivió en el campo de batalla. Todo para ser recordado y para que su ejemplo permanezca a través de historia.

La amistad y el valor que ella tiene a la hora de enfrentar un ideal es un elemento presente en el último samurái. Quien pelea necesita descubrirse acompañado. La lealtad y el honor en las relaciones aportan de manera esencial a los personajes principales que encuentran el coraje para entregar sus vidas porque pelean hombro a hombro con hombres valerosos que están dispuestos como ellos a morir en el campo de batalla.

Fuerza, compasión, valor, deber, capacidad, de sacrificio, son los elementos que se combinan en esta cinta. Esta película traspasa la barrera de la típica visión norteamericana. No se trata del héroe que irrumpe en una cultura inferior para rescatarla y hacerla una nación digna, el filme no es otra cinta de acción o más bien lo es, pero al servicio de una historia.

Murieron los Samurái. Acabó una época de heroísmos y valentía, se ha dado pie inexorablemente a la occidentalización y con ella al desplazamiento de valores esenciales. Nació el Japón moderno. Pero gracias a directores como Zwick, podemos disfrutar de un cine que nos recuerda que el honor nunca debe morir.

La cinta “El último Samurai” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 17 de julio a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Pies de foto:

Algren al ataque

Katsumoto, el líder samurái.

No hay comentarios:

Publicar un comentario