viernes, 21 de agosto de 2009

Un hombre a la deriva


El capitán Nathan Algren es un hombre a la deriva, atormentado moral y espiritualmente por los remordimientos de las batallas contra los indios norteamericanos.

Una vez arriesgó su vida por el honor y por la patria, pero, en los años transcurridos desde la Guerra de Secesión Estadounidense, el mundo ha cambiado. El pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio y el honor no se encuentra en ninguna parte. Recibe la oferta económica de marchar a Japón para entrenar al inexperto ejército. El mediador del pacto es su superior en el ejército que lo reconoce como un hombre muy capaz a pesar de sus limitaciones; en cambio Algren lo considera un asesino a sangre fría e inescrupuloso.

Al llegar al país, Algren se hace asesorar por un compatriota que hace las veces de traductor. Algren se sorprende de ver a un país que está suspendido entre lo medieval y lo moderno.

Se trata de un país en plena restauración Meiji, liderado por un Emperador joven que desea que su país se modernice, influenciado por algunos de sus consejeros, más interesados en el enriquecimiento personal que en el nacional, entre ellos el infame consejero (Shogun) Omura.

Uno de los antiguos maestros del Emperador y consejeros, el samurái Katsumoto, ha decidido levantarse en armas contra esta súbita revolución cultural, a la que considera negativa para el país y la gente que ama.

Contra este antiguo linaje de guerreros, los venerados samurais, que dedicaron sus vidas a servir al Emperador, se han convertido en un grupo de rōnin (samurai errante, sin amo) y es en contra de ellos que ha de preparar Algren al ejército nipón, porque a pesar de luchar a la manera tradicional, con espadas y arcos, su valentía y arrojo los convierten en serios oponente frente a las armas de fuego tales como carabinas y ametralladoras Gatling.

Algren recibe la orden de marchar contra los enemigos, a pesar de la falta de entrenamiento de las tropas, y de su propia oposición a ello.

Durante el primer encontronazo de ambos bandos, el ejército de Algren se ve desbordado por una carga de caballería en la que el coronel nipón que los dirigía es capturado y conminado al suicidio. Algren es rodeado finalmente por un grupo de samuráis, a uno de los cuales, Hirotaro, es muerto por Algren en el transcurso del combate.

Katsumoto, viendo su valentía, decide mantenerle con vida y llevarle preso a la aldea en las montañas donde vive con su gente. Su intención es mantener al occidental allí para aprender del que es su nuevo enemigo, al menos mientras el invierno y sus nieves le impidan abandonar el pueblo.

Algren empieza a vivir con la familia de Hirotaro, su mujer, Taka, y sus dos hijos pequeños. Cuando descubre que ella es la mujer de aquel samurái que mató en combate, empieza a aprender la lengua japonesa para poder expresarle su arrepentimiento.

En principio es rechazado por la sociedad, por Taka y además por los samuráis debido a que es considerado un teki (enemigo).

Algren mostrando la misma tozudez ante la muerte empieza a sostener combates Kendo con los samuráis para poder dominar la Katana (espada), cosa que logra después de humillantes derrotas.

Poco a poco, Algren empieza a comprender a esa gente que él consideraba salvajes, sus motivaciones y su modo de vida, y descubre que ha encontrado allí la paz interior para olvidar sus penas pasadas.

La cinta “El último Samurai” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 17 de julio a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Desde las 18.25 hrs. Pasaremos los “extras”, el viaje de un guerrero e Historia v.s. Hollywood que nos permitirán disfrutar mejor de la cinta.

Pies de foto:

El Shogum, Omura

Humillantes derrotas

Queriendo embrutecerse

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