domingo, 9 de mayo de 2010

Perdido en la oscuridad


El desencanto de la Revolución

Juan Meléndez de la Cruz

Para poder apreciar la cinta Vámonos con Pancho Villa es necesario recurrir a Jorge Ayala Blanco, quien nos da elementos precisos para situarla.

La película está basada en la novela del mismo nombre del chihuahuense Rafael F. Muñoz, quien por cierto actúa en la cinta como Martín Espinosa.

El guión sigue las andanzas de un grupo de agricultores del norte que decide unirse a las huestes de Pancho Villa. El mismo centauro los recibe y bautiza como los “Leones de San Pablo”. El ejército villista se dirige al sur, a la captura de la ciudad de Torreón; en este camino los leones comienzan a extinguirse. De una forma u otra los acaba la muerte violenta.

La cualidad principal de la cinta es que no pretende una pintura mural de la revolución ni se solaza en mezquinos problemas personales. El director Fernando de Fuentes no elige pintar un amplio fresco de la gesta revolucionaria, explicitar sus orígenes, exaltar su “mística”, erigir estatuas o glorificar “las hazañas de un pueblo en lucha por su libertad”. No le interesa lo individual y lo colectivo tomados por separados; le importa la relación entre ambos, sus interacciones. Describe simplemente con estilo grave y divertido a la vez hechos dramáticos que pudieron ocurrir en una etapa histórica significativa.

Acorde con las imágenes, la música nacionalista y melancólica de Silvestre Revueltas complementa el trabajo del director. El mismo Revueltas aparece como pianista en una cantina con su letrero “favor de no disparar contra el pianista”.

La cinta recoge las descripciones de la vida diaria de la tropa en un buen nivel. La guarnición apiñada junto a las estaciones del ferrocarril, los revolucionarios trepados en el frente de una máquina o sobre el techo de los trenes en marcha. Amorosamente, de Fuentes cuida los detalles humanos y ambientales. Al pie del vagón se escriben a máquina cartas. Las soldaderas gordas resisten el asedio sexual y se mesan los cabellos; hasta un perro aparece por allí.

A de Fuentes no le interesa dar crédito a los nopales, los rebozos, los nubarrones y los magueyes descubiertos por Einsenstein (sobre este regresaremos en ¡Que viva México!) aunque si forman parte del paisaje; solo le importa cómo la revolución va a trastornar la vida de sus personajes.

Siendo Pancho villa en personaje controvertido y que no es fácil retratarlo, mostrarlo en su exacta dimensión, no perderse y de Fuentes logra un personaje firme, ambivalente. Villa aparece rindiendo culto a su fama de jefe revolucionario patriarcal y lo vemos repartiendo desde un vagón de carga, puñados de maíz a una muchedumbre que lo recibe con alborozo en sombreros, bacinicas o donde sea. Lo veremos en la victoria, con una sonrisa abierta y rebosante; lo observaremos furioso en el combate, hiriendo el amor propio de sus soldados para enardecerlos. Conoceremos la forma en que, con crueldad divertida, ordena la ejecución de una banda de músicos porque la tropa ya tiene una y todos esos rasgos heterogéneos confluyen hacia la secuencia final, en que veremos al héroe mandar asesinar sin miramientos a sus “muchachitos” aquejados de viruela.

La cinta termina cuando el último sobreviviente de los Leones, se da cuenta de la inutilidad de sus afanes. La muerte de sus compañeros no ha servido para nada. Camina por la vía del tren como si pisara los cadáveres inermes y rígidos de sus amigos, ultrajados al cabo de una lucha sin sentido, decepcionado se sostiene con las energías que le prestan la acidez y el asco. Camina y se pierde en la oscuridad de la noche.

Por todo este manejo, no es sorprendente que ¡Vámonos con Pancho Villa! La cinta con la que inicia sus actividades 2010 el cineclub “Oro negro” del Frente Liberal Sindicalista de la sección 10 del STPRM sea considerada por los críticos como la mejor película de todos los tiempos del cine nacional.

La cita es el viernes 19 de febrero a la siete de la noche en el auditorio de Transportes del FLS, a un lado de la delegación de tránsito. La entrada es libre y para todo público. Al final habrá comida mexicana. Tan tan.

Pies de foto.

Durmiendo al pie del tren

Sobre el tren

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