domingo, 9 de mayo de 2010

Sucumbir al folklorismo

Sucumbir al folklorismo

Juan Meléndez de la Cruz

La relación con Héctor Luis Zarauz López, su conocimiento de la historia de México nos ha enriquecido y permitido tener una mejor comprensión de la misma. Entre sus libros publicados están: Heliodoro Charis Castro, recuento de una historia. Introducción. Oaxaca, Fondo Editorial IEEPO, 2003; México: Fiestas cívicas, familiares, laborales y nuevos festejos, México, Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes, Museo de Culturas Populares, 2000; La Fiesta de la Muerte, México, Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes Museo de Culturas Populares, 2000; y La Fiesta de Muertos. México, Editorial Lindero Multivisión, 2000. En su ensayo “La tehuana en el cine nacional. Imágenes de voluptuosidad y recato” nos dice sobre la cinta “La zandunga”: Además de la trama entre Lupe y sus pretendientes, como telón están otros personajes que dan cierto color a la película como el alcalde, representado por Joaquín Pardavé, y su ayudante, por Carlos López "Chaflán". También aparecen escenas en las que se da la pizca de café, corte de plátano, desfiles de regada de fruta y otras que intentan situarnos en el Istmo. Se puede observar que la película fue cuidada en el vestuario, bailes y música, así como en el guión atribuido al propio De Fuentes y en el cual también participó Salvador Novo imprimiendo ingenio a los diálogos, sobre un libro de Rafael M. Saavedra.

Sin embargo De Fuentes sucumbe al folklorismo e hizo algunas concesiones a fin de hacer más "atractivo" su film. De hecho la exhibición de La Zandunga provocó el enojo de algunos intelectuales istmeños que lamentaron duramente algunas inexactitudes en los bailes y situaciones; incluso a uno de ellos le pareció incorrecto que uno de los personajes tomara agua de guanábana y no de tamarindo.[1]

Aunque Lupe Vélez no logró ser del todo convincente en el papel de la tehuana (por ejemplo en una escena canta y baila con nula gracia: "xhunca para acá, xhunca para allá"), el director se empeñó en mostrar algunos de los rasgos atribuidos a las istmeñas, así se insiste en su laboriosidad pues Lupe vende flores en el mercado, o bien las mujeres aparecen en una escena fumando señalando así su independencia, sin embargo los personajes femeninos al final parecen supeditados a las pugnas de sus pretendientes. De esta forma Lupe, sólo a instancias de Ramón acepta estar enamorada de Juancho, con lo cual el retrato que De Fuentes hace de la tehuana, carece de toda la fuerza y sensualidad que le era atribuida.

La Zandunga en realidad trató de impregnar de un sabor istmeño una trama convencional de amores, desencuentros, ricos abusones y algo de comedia, que se repetiría en nuestro cine hasta el hartazgo.

A Emilio García Riera la película le mereció el siguiente comentario:

Desde luego, el verdadero Istmo desapareció tras su propia fachada pintoresca, pero De Fuentes ya debía suponer que el folclor, adulterado o maquillado, puede tener mayor efecto en el público que el verdadero. Además, el folclor había de servir en este caso a un curriculum hollywoodense, el de Lupe Vélez, que no era un prodigio de autenticidad.[2]

La cinta “La zandunga” será proyectada por el cineclub “Oro negro” del FLS de la Sección 10 el viernes 9 de abril a las 19 horas en el auditorio de la sucursal transportes de la Sociedad Cooperativa de Producción del Frente Liberal sindicalista, situado en la calzada de los Petroleros s/n, (a un lado de la delegación de tránsito) colonia Petrolera de Minatitlán. La entrada es libre y para todo público.

Pies de foto:

En el corte de plátano

Lupe Vélez como la zandunga

Pizcando café



[1] - Al respecto se pueden consultar las notas furiosas y exageradas de Vicente Matus, "Un indio zapoteca critica La Sandunga de Lupe Vélez", en Hoy, México, 7 de mayo 1938, páginas 42 y 66, y la de Ricardo Olmedo, "La Zandunga en la pantalla", en Oaxaca en México, México, febrero de 1938, página 4.

[2] - Emilio García Riera, Historia documental del cine Mexicano, México, Editorial Era, 1992, vol. 1, página 302.

No hay comentarios:

Publicar un comentario